
El ser humano es contradictorio. Casi todos los fotógrafos odian el exceso de ruido que se produce en una foto cuando la sensibilidad del sensor aumenta. Cada cámara tiene su propio límite pero siempre existe un número i tal que si el valor i < ISO la foto resulta una porquería. Un montón de puntitos aleatorios van llenando los colores de la foto y hacen que se pierda un alto grado de detalle.
A las fotos analógicas tomadas con películas muy sensibles les pasa algo parecido: tienen grano. En la época en que la película era la única opción quizás los fotógrafos intentaran esquivar los negativos de 1600 ASA para evitar el problema pero lo cierto es que hoy en día una foto digital con demasiado ruido no nos gusta y a una analógica con un grano tremendo la aceptamos.
Usando el poder de cómputo de nuestros ordenadores actuales podemos aplicar diversos algoritmos de reducción de ruido. Incluso algunos los ejecuta la propia cámara. Podemos recurrir a técnicas como el image stacking y obtener mejores resultados. Pero siempre queremos deshacernos del ruido.
El grano en la actualidad cumple un rol estético. Está claro que si lo que buscás es una imágen super nítida con un rango dinámico impresionante no vas a usar un rollo Kodak Ultra. Si sacás fotos analógicas estás buscando otra cosa. Así que cuando revelas una foto con un grano tremendo, obtenés una foto de época.