Hay semanas en las que uno se da cuenta de que no salió con la cámara. Y es una mala señal, porque la práctica hace al maestro. Y el maestro seguro saca mejores fotografías. Una semana es mucho tiempo y alcanza para perder algo de la destreza que se tiene, o al menos es una pausa en el crecimiento que uno debería haber tenido.
A veces no hay tiempo para viajar una hora en colectivo hasta algún lugar que nos inspire. Y después de un par de años de vivir en la misma localización el barrio aburre. Uno camina alrededor de su casa y se da cuenta que fotografió la mayoría de las cosas (casas, colectivos y veredas).

Entonces aparece el recurso de imponerse condiciones. Hace poco volví a recorrer la zona adonde vivo con el desafío de sacar fotos con una perspectiva común. Fotos de edificios u objetos pero tomadas de cerca y exagerando la perspectiva, haciendo notorio el punto de fuga. Me di cuenta entonces que aún en esas condiciones hay opciones.
Una vez cerca del objeto hay que decidir si el plano focal estará cerca o lejos. Además, cuán oblicuo será éste al plano del cuadro (adonde se ubica el punto de fuga). Por supuesto hay que definir cuán amplia será la profundidad de campo.
Puede que las fotos que resulten de un desafío tan sencillo como este no sean perfectas, pero seguramente serán fotos que uno no hubiera sacado de no imponérselo. Lo importante en encontrar excusas para que la fotografía tenga su espacio siempre y así uno crezca estética y técnicamente de forma permanente.

