La ciudad de Buenos Aires quizás no sea una de esas ciudades europeas que llenan de historia barrios enteros pero muchas de sus calles tienen edificios dignos de ser apreciados. Mientras paseaba por Recoleta miré bastante para arriba y encontré unas cuantas construcciones fotogénicas. Tenía la cámara encima, con el lente fijo de 50mm (que en la Nikon d5300 tiene un campo visual similar a un lente de 75mm). La longitud focal fija me impuso una limitación ya que no me permitió encuadrar los edificios completos en los pocos metros que separaban ambas veredas de la avenida Callao. Me decidí entonces por los detalles de arriba de todo.

Si bien prefiero la arquitectura moderna por parecerme muy funcional (sobre todo cuando deja entrar toda la luz posible) me resulta admirable el esfuerzo que hicieron antes arquitectos, ingenieros y constructores para embellecer cada edificio y diferenciarlo de sus vecinos. Callao hospeda unos cuantos edificios llenos de detalles: fachadas en general, balcones, ventanas, cúpulas o torres.
Tomé una serie de fotografías desde la vereda mirando hacia arriba concentrándome en los últimos pisos de los edificios más pintorescos. Una vez en casa, cuando procesé las imágenes editando las curvas y corrigiendo algunos detalles, decidí que lo mejor era dejarlas en blanco y negro.
No lo hice para darles un tono de época. De hecho al principio quería dejarlas en color. La verdad es que cuando prefiero el blanco y negro salgo con la cámara analógica. Me decidí a descartar el color porque distraía. No aportaba nada. Cuando el color quedó afuera de la ecuación me fue muchísimo más fácil apreciar los detalles de las columnas, ventanas y balcones. Incluso pude exagerar el contraste que provocaba la dirección de la luz obteniendo algunas fotos muy dramáticas.
