Sin ráfaga

A la hora de capturar un momento fugaz las cámaras digitales modernas tienen muchas ventajas. Casi cualquier DSRL del mercado puede disparar ráfagas de al menos 5 fotos por segundo. Si eso parece mucho, existen las que disparan 10. Algunas cámaras mirrorless disparan 20. Pero a veces es mejor ser un buen francotirador y cazar el momento con un único disparo.

Momentos: Bautismo
Si uno sabe qué va a pasar es más fácil cazar un momento con una sola foto.

Primero dejemos claro por qué sería ideal no tener que recurrir nunca a disparar ráfagas con nuestras cámaras de fotos. Una buena razón es que la duración de la batería tiene estrecha relación con la cantidad de disparos pero la más importante es que cuando disparamos a mansalva se incrementa considerablemente el tiempo que nos toma seleccionar las fotos que finalmente editaremos. Ni hablar de la cantidad de memoria de almacenamiento que vamos a ocupar sin demasiado sentido.

Si bien usar la cámara como una ametralladora es necesario cuando se quiere registrar una secuencia de fotos de un evento, como por ejemplo una rotura en la pared de un glaciar (ver acá), la mayoría de las veces la usamos para obtener una única foto difícil de conseguir.
Si tenemos la posibilidad de disparar 5 fotos por segundo obtendremos una foto cada 200 milésimas de segundo. Si disparamos 20 tendremos una cada 50. Es rapidísimo. Estamos casi seguros de que no podemos perdernos nada. Pero en realidad hay muchas cosas que duran menos que eso. Supongamos que queremos fotografiar un pájaro mientras vuela y nos gustaría tomarlo justo en el instante de máxima apertura de sus alas. Es posible que nuestra ráfaga se pierda ese momento dándonos una foto justo antes y una justo después. Yo en estos casos uso mi formación musical.

Crescendo
Sincronizar los disparos con la música es ideal para fotografiar un concierto.

Casi todos los momentos que he intentado cazar con una cámara de fotos tienen ritmo. Y como músico entiendo muy bien el ritmo. Cuando estudiamos música aprendemos a mantener pulsos constantes y a dividir su duración en partes iguales. Es más, mientras tocamos o cantamos solemos adelantarnos a lo que va a venir (mientras ejecutamos un pulso leemos el siguiente). ¡Y podemos hacerlo con mucha precisión!

Mi Nikon d5300, si ya fijó el foco, tarda sólo 0,08 segundos en disparar después de que yo presiono el obturador. Si logro hacerlo con precisión mejoro el desempeño de las máquinas que disparan 10 fotos por segundo. Pero como además puedo entender el ritmo de lo que quiero retratar y puedo predecir su movimiento, puedo obtener todavía mejores resultados. Parte del chiste es justamente que nuestro cerebro tiene gran capacidad de predecir qué va a pasar con lo que estamos viendo (por ejemplo el momento exacto en el que un caballo que galopa va a tocar el piso con sus patas delanteras).

Cuando uno tiene una formación musical sólida puede ahorrar memoria y mucho tiempo de trabajo posterior a una sesión de fotos. Puede cazar el momento que quiere con un único disparo, limpio y eficiente.

Momentos: El monólogo
Hay fotos que perderían fuerza si no lográramos tomarlas en el momento justo.