Movimiento mágico

Durante casi tres años los visitantes de mi página web fueron recibidos por la misma foto. Una de la biblioteca de casa tomada con una exposición prolongada y un movimiento vertical de la cámara. Quería cambiarla, no porque hubiera dejado de gustarme, sino porque todas fueron cambiando con excepción de esa primera foto. Es difícil decidir cuáles de las miles de imágenes que fui acumulando representan mejor lo que hago como fotógrafo. La razón por la que tanto me costó cambiar la de la biblioteca es su invitación a desplazar la página hacia abajo (cosa que necesito que vos y todos los demás visitantes hagan). Me di cuenta de que no alcanzaba con elegir una foto de mi colección, necesitaba una que me representara hoy y que emulara también el movimiento de la foto de la biblioteca. Decidí que una baraja de cartas de póker fuera la modelo de la sesión.

Los libros de la biblioteca arrastrados por el movimiento de la cámara.

Una baraja de cartas de póker para mí no es cualquier cosa porque soy cartomago. Nunca me dediqué a la magia profesionalmente pero sí la estudié bastante, así que he pasado horas con naipes en la mano. Me pareció buena idea que esas cartas que me habían servido para sorprender a los demás ahora lo hicieran conmigo. Decidí buscar una foto con movimiento pero esta vez no iba a mover la cámara, iba a mover las cartas. Así que, una noche preparé el estudio y enchufé mi reflector LED esperando poder producir una nueva portada para esta página web. No tardé en descubrir que la frecuencia de la lámpara era mucho más baja de lo que imaginé. No servía.

La frecuencia del reflector no permitía registrar una trayectoria continua de las cartas.

Tenía que usar luz natural. Me encanta la luz del sol, pero cuando uno quiere una exposición prolongada necesita luz tenue. Siempre hay problemas con las ventanas porque la luz es mucho más intensa de ese lado y quería una iluminación uniforme. También tenía que dejar caer los naipes. Y ahí aparecían dos problemas: por un lado cómo controlar la velocidad de la caída (es cierto que uno puede compensarlo con la velocidad de disparo pero si ésta es muy rápida es difícil sincronizarlo), por otro cómo lanzarlos sin descuidarlos (no quería que caigan al suelo ni se ensucien demasiado).

Unas placas de foam board que suelo usar como modificadores (ver El lado oscuro) sirvieron tanto para controlar la luz como de plano inclinado para soltar las cartas. Coloqué uno de los paneles negros en la mesa usando unos libros para levantar una punta. Después de algunas pruebas lo dejé con un ángulo de aproximadamente 30º. Acomodé a cada lado de la rampa los paneles blancos para emparejar la luz sobre la escena y también para bloquear la luz directa que llegaba de la ventana. Apoyé el trípode junto al borde inferior del panel negro y encuadré con la cámara un área de aproximadamente 30x20cm. Después de fijar el enfoque y dejarlo en modo manual activé el disparador remoto y empecé a dejar caer las cartas.

Por lo impredecible de la trayectoria de las cartas y la dificultad de sincronizar el disparo, tomé en total 58 fotos de las que descarté 30.

No tardé en encontrar la exposición correcta (1/4-1/5, f5.6). La velocidad estaba, por supuesto, condicionada por la velocidad de caída de las cartas. Cosa que por momentos intenté controlar en vano. Mantuve fija la configuración de la cámara y, cuando fue necesario, controlé la luz de la escena con la cortina de la ventana. Las cartas caían a distintas velocidades y con trayectorias impredecibles. La sesión era víctima del efecto mariposa. Controlé parcialmente los colores decidiendo qué cartas dejar boca abajo y cuáles boca arriba (usé naipes bycicle rider back de dorso rojo y azul, agregué también un comodín de una baraja Tally Ho). A veces disparé justo, a veces le saqué fotos al fondo negro. Necesité disparar más de 50 veces.

Después de procesar las tomas con Raw Therapee (usando dos curvas para ajustar la exposición, una curva para controlar el color según la luminosidad (ver ajustes L*a*b*) y las herramientas de contraste local y contraste por niveles de detalle) obtuve 28 fotografías. Sólo 10 de ellas cumplen la condición impuesta al principio del desafío, las demás no presentan el movimiento buscado. No fue tan fácil decidir cuál de esas 10 era la nueva portada de la página. En realidad fue fácil descartar algunas y quedarme con un conjunto de 3. Probé y miré. Finalmente me decidí. La nueva bienvenida de mi página web está llena de movimiento y color. Y tal vez tenga una pequeña dosis de misterio.

La elegida para usar como primera foto.

No podría haber sacado esta foto hace dos años. No tenía las herramientas necesarias ni la experiencia que hizo falta. Sí tenía algunas cosas que me vinieron bien, una es paciencia (al menos para sacar fotos). Logré lo que estaba buscando en un plazo razonable de tiempo. Y ahora lo primero que ves cuando visitás mi página de inicio es una foto abstracta y lúdica, que fue posible gracias tanto a la libertad como a la seriedad con que me tomo la fotografía.